domingo, 23 de febrero de 2025

CURAS CASADOS. HISTORIAS DE FE Y TERNURA, por RAMÓN ALARIO y TERE CORTÉS

 

CURAS CASADOS. HISTORIAS DE FE Y TERNURA, por RAMÓN ALARIO y TERE CORTÉS



Ramón Alario y Tere Cortés emergen como dos voces valientes y profundamente humanas en el panorama de la reflexión eclesial española, unidas por una vida compartida y un propósito común: dar testimonio de una fe que trasciende las rígidas estructuras clericales. Ramón, nacido en una España aún marcada por el franquismo, sintió desde joven el llamado al sacerdocio, un sendero que lo llevó a ordenarse como cura en los años setenta. Su formación teológica, impregnada de las ideas renovadoras del Concilio Vaticano II, lo convirtió en un sacerdote inquieto, sensible a las injusticias sociales y al clamor de las comunidades marginadas. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando el amor lo alcanzó de manera inesperada. Encontró en Tere Cortés, una mujer de carácter firme y convicciones sólidas, no solo una compañera, sino una aliada en su búsqueda de una Iglesia más auténtica. Tere, por su parte, creció en un entorno donde la fe católica era pilar y desafío a la vez. Su espíritu combativo y su compromiso con la igualdad la llevaron a cuestionar las normas que separaban a los creyentes en castas: clérigos privilegiados y laicos subordinados. Juntos, tras la decisión de Ramón de dejar el ministerio activo para casarse, se convirtieron en pilares del Movimiento por el Celibato Opcional (MOCEOP), una plataforma que desde 1977 aboga por una Iglesia más inclusiva y menos jerárquica.

La trayectoria de Ramón no termina con su salida del clero oficial. Tras secularizarse —un proceso que en su caso tomó 37 años de espera por una respuesta del Vaticano—, se dedicó a estudiar Teología con una libertad que el sacerdocio no le permitía, convirtiéndose en un pensador que combina rigor académico con experiencia vivida. Tere, meanwhile, asumió un rol de liderazgo en MOCEOP, llegando a ser su coordinadora general, una especie de “obispa” laica, como la llaman con cariño y humor sus compañeros. Su vida juntos, bendecida con hijos y nietos, es un testimonio vivo de que el amor humano y la fe no son opuestos, sino complementos esenciales. Ambos han escrito y hablado incansablemente, participando en congresos internacionales y tejiendo redes con curas casados de todo el mundo, desde España hasta América Latina. Su libro, Curas casados. Historias de fe y ternura, publicado en 2010 por MOCEOP tras ser rechazado por editoriales religiosas tradicionales, es el fruto maduro de décadas de lucha y reflexión, una obra que destila su compromiso con una Iglesia que priorice la comunidad sobre el clericalismo y la justicia sobre la caridad superficial.

Curas casados. Historias de fe y ternura no es un tratado teológico árido ni un panfleto reivindicativo lleno de rencor; es una galería de vidas, un mosaico de 23 relatos que laten con la intensidad de lo real. Escrito con una prosa que abraza al lector como un amigo, el libro nos sumerge en las experiencias de sacerdotes que, como Ramón, eligieron el amor conyugal sin renunciar a su esencia de animadores de la fe. Cada historia es un pequeño universo: está el cura rural que dejó el púlpito para trabajar en una fábrica y criar hijos junto a su esposa; el misionero que encontró en tierras latinoamericanas no solo una causa, sino una familia; o el profesor de seminario que cambió las aulas por una vida “normal” entre los suyos. Las voces de las mujeres, esposas como Tere, resuenan con igual fuerza: son ellas quienes enfrentaron el estigma de “robar” un sacerdote, quienes sostuvieron en silencio los sueños rotos y las esperanzas nuevas de sus maridos. A través de estos testimonios, Alario y Cortés desmontan el mito del cura célibe como único modelo válido, mostrando que el matrimonio no debilita la vocación, sino que la enriquece con ternura y humanidad.

El libro arranca con un prólogo que enmarca su propósito: no busca polemizar ni justificar, sino dejar constancia de una realidad silenciada. Desde ahí, nos guía por un recorrido histórico y emocional que conecta los abandonos masivos del sacerdocio tras el Vaticano II con un contexto global de cambio. En los años sesenta y setenta, miles de curas en el mundo occidental —unos 90.000 según estimaciones, de los cuales más de 6.500 eran españoles— colgaron los hábitos, no por debilidad carnal, como algunos acusaban, sino por un anhelo de coherencia. La crisis de vocaciones, que hoy deja a un sacerdote por cada 2.939 católicos según el Papa Francisco, late como telón de fondo. Alario aporta una mirada sociológica: la imposición del celibato, ratificada en el Concilio de Trento en el siglo XVI por razones económicas más que espirituales, se tambalea ante un mundo que valora la libertad personal y los derechos humanos. Tere, con su voz práctica y apasionada, insiste en que la comunidad debe ser el eje, no el cura como figura todopoderosa. Juntos, tejen un relato que critica el clericalismo —esa “Iglesia de dos clases” que separa a clérigos de laicos— y propone una alternativa: comunidades adultas, igualitarias, donde todos, casados o no, puedan servir.

Lo más impactante de la obra son los detalles que humanizan cada historia. Leemos sobre el cura obrero que, al buscar empleo tras secularizarse, enfrentó el rechazo con la frase “en cuanto se enteran de que soy cura, me cierran la puerta”; o sobre los hijos de estos sacerdotes, que crecieron bajo el peso de ser “hijos de cura” en una sociedad que aún juzga. Hay momentos de crudeza, como las vejaciones del proceso de secularización —cuestionarios humillantes del Vaticano preguntando por relaciones sexuales o hijos ocultos—, y otros de luz, como las pequeñas comunidades de base donde estos curas casados siguen celebrando la fe al margen de la institución oficial. El epílogo, escrito por el teólogo José María Castillo, eleva el tono: estas no son historias de fracaso, sino de fortaleza, de una fe “de pan y cebolla” que se niega a morir. Alario y Cortés no solo narran; invitan a repensar la Iglesia desde abajo, desde las periferias que el Papa Francisco tanto reivindica.

Lo destacado del libro es su capacidad para transformar una lucha personal en una causa universal. No se queda en la denuncia del celibato obligatorio —que Alario y Cortés ven como una “cabezonería” histórica—, sino que apunta al corazón del problema: una estructura eclesial que teme el cambio y se aferra al poder. Para el lector, es una obra adictiva porque combina la intimidad de un diario con la fuerza de un manifiesto, todo envuelto en una calidez que hace que cada página se sienta viva. Ramón y Tere, desde su experiencia de más de cuarenta años como pareja y activistas, logran que Curas casados. Historias de fe y ternura sea más que un libro: es un puente entre lo que la Iglesia fue y lo que podría ser, un canto a la fe que no se rinde y a la ternura que no se doblega.





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