EL RESENTIMIENTO EN LA MORAL, por MAX SCHELER
Max Scheler nació en Múnich en 1874, en el seno de una familia de raíces luteranas y judías, lo que marcó desde sus primeros años una sensibilidad especial hacia la pluralidad cultural y religiosa. Su vida intelectual estuvo marcada por una inquietud incesante y una pasión por comprender la complejidad del ser humano. Estudió filosofía en las universidades de Berlín, Heidelberg y Jena, donde se doctoró en 1899. Pronto se sintió atraído por la fenomenología de Edmund Husserl, aunque Scheler no tardó en imprimirle un sello propio, orientado hacia la ética, la antropología filosófica y la filosofía de la religión. Fue profesor en las universidades de Jena, Múnich, Colonia y, finalmente, Fráncfort, donde falleció en 1928, poco después de asumir su cátedra. Su vida fue un constante vaivén entre el compromiso religioso y la crítica, entre la búsqueda de lo absoluto y la celebración de la vida terrenal. Scheler fue un pensador polifacético, capaz de conjugar el rigor filosófico con una escritura apasionada, y su influencia se extiende hasta nuestros días, siendo considerado por figuras como Heidegger y Ortega y Gasset como una de las fuerzas filosóficas más potentes de la Europa moderna.
Entre sus obras más destacadas figura "El resentimiento en la moral", un texto que se ha convertido en referencia obligada para comprender los mecanismos ocultos que moldean la moralidad humana. En este ensayo, Scheler aborda uno de los sentimientos más oscuros y a la vez más influyentes en la vida social: el resentimiento. Lejos de limitarse a una simple emoción negativa, el resentimiento es, para Scheler, una fuerza subterránea que puede llegar a estructurar sistemas enteros de valores y, en consecuencia, a determinar la orientación moral de comunidades y épocas.
Scheler parte de una observación aguda: en ciertos contextos históricos y sociales, la moral parece construirse no tanto en torno a la admiración o el amor por el bien, sino desde una reacción contra quienes encarnan valores superiores. El resentimiento surge cuando un individuo, incapaz de alcanzar o poseer ciertos bienes o virtudes, transforma su impotencia en hostilidad y desprecio hacia quienes los detentan. Este proceso, lejos de ser meramente individual, puede institucionalizarse y dar lugar a lo que Scheler denomina una "moral de resentimiento", en la que los valores nobles, como la grandeza, la excelencia o la generosidad, son reconfigurados como vicios, y la mediocridad, la humildad forzada o la negación del deseo se elevan a virtudes supremas.
El análisis de Scheler es magistralmente didáctico y penetrante. Utiliza como ejemplo paradigmático la moral cristiana, especialmente en su interpretación nietzscheana, donde la renuncia y el sacrificio son exaltados como bienes supremos, mientras que la fuerza, la alegría vital y la afirmación de la vida son sospechosos o directamente condenados. Sin embargo, Scheler va más allá de Nietzsche, pues no se limita a una crítica destructiva, sino que busca comprender el fenómeno en su raíz antropológica y social. El resentimiento, sostiene, no es un simple defecto de carácter, sino una respuesta estructural a situaciones de desigualdad, frustración o impotencia, que puede adquirir una lógica propia y, en casos extremos, volverse creador de valores.
El libro está escrito con una prosa clara, elegante y profundamente perspicaz. Scheler desmenuza los matices del resentimiento, mostrando cómo puede envenenar las relaciones personales, distorsionar la percepción del bien y del mal, y perpetuar dinámicas de hostilidad y envidia en la sociedad. Pero también señala que el resentimiento no es un destino inevitable: la superación del resentimiento pasa por la afirmación de los valores auténticos, por la capacidad de admirar y amar lo valioso, incluso cuando no se puede poseer, y por el cultivo de una ética basada en la generosidad y la apertura al otro.
Entre las citas más memorables de "El resentimiento en la moral" destaca: “El resentimiento es una autointoxicación psíquica, una autoenvenenamiento del alma”. Esta frase resume la visión de Scheler sobre el carácter corrosivo del resentimiento, que no solo daña las relaciones sociales, sino que destruye la integridad y la alegría de quien lo padece. Otra cita esencial es: “El hombre de resentimiento no es capaz de perdonar, porque no es capaz de olvidar”. Aquí Scheler señala la imposibilidad de la reconciliación mientras el resentimiento domine el ánimo, pues este sentimiento se alimenta de la memoria constante de la ofensa y la injusticia, impidiendo cualquier forma de liberación interior. Finalmente, la reflexión: “La moral del resentimiento no eleva al hombre, sino que lo iguala por lo bajo”, revela el peligro de una ética que, en vez de inspirar a la superación y la admiración, nivela a todos en la mediocridad, sofocando el impulso creador y la grandeza.
Estas citas, lejos de ser simples sentencias, condensan la profundidad del pensamiento de Scheler y su relevancia para nuestro tiempo. En un mundo donde las tensiones sociales, la envidia y la hostilidad parecen multiplicarse, "El resentimiento en la moral" ofrece una mirada lúcida y desafiante sobre los peligros de dejar que las emociones negativas dicten los valores colectivos. Scheler invita a sus lectores a reconocer el resentimiento en sus múltiples formas, a desenmascarar sus efectos y, sobre todo, a aspirar a una moralidad más generosa, capaz de celebrar la excelencia y la diferencia en lugar de temerlas o destruirlas. Así, su obra no solo ilumina los mecanismos ocultos de la vida moral, sino que se convierte en una llamada a la grandeza, a la admiración y al amor por lo verdaderamente valioso.
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