sábado, 31 de mayo de 2025

HISTORIA DE LA MATEMÁTICA, por JULIO REY PASTOR y JOSÉ BABINI


HISTORIA DE LA MATEMÁTICA, por JULIO REY PASTOR y JOSÉ BABINI

Julio Rey Pastor y José Babini son dos nombres fundamentales en la historia de la matemática en el ámbito hispanoamericano, figuras que no solo brillaron por su erudición y capacidad investigadora, sino también por su incansable labor docente y de difusión del saber matemático. Julio Rey Pastor nació en Logroño, España, en 1888, y desde muy joven mostró una inteligencia excepcional y una pasión inusual por las ciencias exactas. Su formación fue rigurosa: estudió en Zaragoza bajo la tutela de Zoel García Galdeano, uno de los pioneros de la matemática moderna en España, y pronto se doctoró en Madrid con una tesis que ya revelaba su inclinación por la geometría y la historia de la disciplina. Tras obtener la cátedra de Análisis Matemático, Rey Pastor se convirtió en una figura clave de la renovación matemática española, introduciendo en el país las corrientes más avanzadas de la geometría y el álgebra europeas gracias a sus estancias en Berlín y Gotinga, donde estudió con figuras como Felix Klein. Su inquietud intelectual lo llevó a fundar el Laboratorio y Seminario Matemático en Madrid y a impulsar la creación de revistas científicas y comunidades académicas que conectaron a España con el resto de Europa y América.


En 1917, Rey Pastor viajó por primera vez a Buenos Aires, invitado por la Institución Cultural Española, y ese viaje marcaría el inicio de una fecunda relación con Argentina, país en el que se estableció definitivamente en 1921. Allí, además de desarrollar una intensa labor docente en la Universidad de Buenos Aires y otras instituciones, contribuyó de manera decisiva a la consolidación de la matemática argentina y latinoamericana. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y de la Real Academia Española, y recibió distinciones como la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Su obra abarca desde la geometría algebraica y la teoría de Galois hasta la historia de la matemática, campo en el que se convirtió en un referente indiscutido.


José Babini, por su parte, nació en Buenos Aires en 1897 y fue discípulo y colaborador de Rey Pastor. Babini se destacó como historiador de la ciencia y matemático, y su trabajo se centró en la investigación y difusión de la historia de la matemática y la ciencia en América Latina. Fue director del Instituto de Historia de la Ciencia y la Técnica de la Universidad de Buenos Aires y miembro de numerosas academias científicas. Su estilo, claro y didáctico, lo convirtió en un divulgador excepcional, capaz de acercar los grandes temas de la ciencia a públicos muy diversos. Juntos, Rey Pastor y Babini formaron una dupla intelectual que dejó una huella imborrable en la cultura científica de habla hispana.


“Historia de la matemática”, obra escrita a cuatro manos, es mucho más que una simple cronología de descubrimientos y teorías: es un viaje apasionante por la evolución del pensamiento matemático desde la antigüedad hasta la modernidad, una narración vibrante que revela la profunda conexión entre la matemática y el desarrollo de la civilización. El libro arranca en los albores de la humanidad, mostrando cómo las primeras sociedades —egipcios, babilonios, chinos, indios— desarrollaron sistemas numéricos, técnicas de cálculo y rudimentos geométricos movidos por necesidades prácticas como la agricultura, la astronomía y la administración. Los autores destacan el carácter universal de la matemática: en todas las culturas, el hombre buscó patrones, regularidades y explicaciones racionales para los fenómenos naturales, sentando así las bases de una ciencia que, aunque abstracta, nunca estuvo desvinculada de la vida cotidiana.


Uno de los grandes méritos del libro es su capacidad para mostrar la matemática como una aventura intelectual colectiva, en la que cada época y cada cultura aportan su propio genio. Rey Pastor y Babini dedican capítulos memorables a la matemática griega, donde florecen la lógica, la demostración y la geometría con figuras como Euclides, Arquímedes y Apolonio, y a la matemática india y árabe, que transmitieron y enriquecieron el legado clásico, inventando el sistema decimal y el álgebra. El Renacimiento europeo es presentado como una etapa de efervescencia creativa, donde la matemática se convierte en el lenguaje de la ciencia moderna, con nombres como Descartes, Newton y Leibniz abriendo nuevas fronteras en el cálculo, la mecánica y el análisis.


El libro no se limita a los grandes nombres y teorías: presta especial atención a los contextos sociales, filosóficos y tecnológicos que hicieron posible cada avance. Los autores exploran cómo la invención de la imprenta, la expansión de las universidades y la revolución industrial transformaron la práctica matemática y su enseñanza, y cómo la matemática moderna —con la aparición de la teoría de conjuntos, la topología, la lógica simbólica y las matemáticas aplicadas— se convierte en una disciplina cada vez más abstracta y universal, pero también más relevante para la tecnología y la vida cotidiana.


La obra destaca, además, la importancia de la matemática en América Latina, reivindicando el aporte de científicos y pensadores hispanoamericanos al desarrollo global de la disciplina. Rey Pastor y Babini insisten en que la historia de la matemática no es solo un relato de genios solitarios, sino una trama de intercambios, traducciones y diálogos entre culturas, donde la creatividad y la perseverancia humana se manifiestan en toda su riqueza.


Entre las citas más representativas del libro, una sobresale por su poder de síntesis: “La historia de la matemática es la historia del esfuerzo humano por comprender el orden del universo.” Esta frase resume la convicción de los autores de que la matemática es, ante todo, una búsqueda de sentido, una aventura intelectual que trasciende épocas y fronteras. Otra cita memorable afirma: “Cada avance matemático es un puente tendido entre la imaginación y la realidad.” Aquí se pone de relieve el carácter creador de la matemática, su capacidad para anticipar y modelar el mundo antes incluso de que la tecnología lo haga posible. Una tercera reflexión, de tono didáctico, sostiene: “No hay progreso científico sin memoria: conocer el pasado matemático es comprender el presente y preparar el futuro.” Esta sentencia subraya la importancia de la historia como herramienta de comprensión y de inspiración para las nuevas generaciones de matemáticos y científicos.


Cada una de estas citas encierra una lección fundamental: la matemática es una construcción colectiva, una obra en permanente evolución, y su historia es inseparable de la historia de la humanidad. “Historia de la matemática” es, en definitiva, un libro imprescindible para quienes desean entender no solo los conceptos y los métodos, sino también el espíritu y la aventura de una ciencia que ha acompañado al hombre desde sus orígenes y que sigue siendo clave para el futuro. Rey Pastor y Babini logran que la historia de la matemática se convierta en un relato fascinante, lleno de humanidad, creatividad y pasión por el conocimiento, y ofrecen al lector una obra que es, al mismo tiempo, una lección de humildad y una invitación a la maravilla.






 

PSICOLOGÍA HUMANA, por LEONARDO CASTELLANI


PSICOLOGÍA HUMANA, por LEONARDO CASTELLANI



Leonardo Castellani es una de las figuras más singulares, profundas y polifacéticas de la cultura argentina del siglo XX. Nació en Reconquista, provincia de Santa Fe, el 16 de noviembre de 1899, en el seno de una familia de raíces italianas y fuerte impronta intelectual: su padre fue periodista y dirigente político local. Desde muy joven, Castellani demostró una inteligencia precoz y una inquietud espiritual que lo llevarían a abrazar la vida religiosa y el estudio humanista. Ingresó al Colegio de la Inmaculada de los jesuitas en 1913 y, tras completar su bachillerato, se incorporó como novicio a la Compañía de Jesús en 1918. Su formación fue tan vasta como rigurosa: estudió Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1930, y luego se doctoró en Psicología en la Sorbona de París, en una época en que la disciplina apenas comenzaba a desarrollarse en el ámbito académico argentino. Entre sus maestros e influencias se encuentran figuras de la talla de Joseph Maréchal y el cardenal Louis Billot, pero Castellani supo forjar una voz propia, marcada por la ironía, la profundidad y un estilo inconfundiblemente criollo.

La vida de Castellani estuvo atravesada por la tensión entre el pensamiento libre y la obediencia institucional. Sufrió el rigor de la censura eclesiástica, fue expulsado temporalmente de la Compañía de Jesús y vivió largos periodos de marginación y pobreza, pero nunca renunció a su vocación de escritor y pensador. Su obra, que abarca más de sesenta títulos entre ensayos, novelas, cuentos, poesía y artículos periodísticos, es un testimonio de su insaciable curiosidad y de su compromiso con la verdad, la fe y la libertad intelectual. Castellani fue, además, un orador carismático y un maestro inolvidable, capaz de cautivar a auditorios heterogéneos con su erudición, su humor y su capacidad para traducir las cuestiones más complejas en imágenes y relatos accesibles. Falleció en Buenos Aires en 1981, dejando una huella indeleble en la literatura, la filosofía y la teología argentinas, aunque su figura sigue siendo, en muchos aspectos, un secreto a voces, admirado por lectores fieles y redescubierto por nuevas generaciones.

“Psicología humana” es una de las obras más representativas y valiosas de Castellani, fruto de sus cursos y conferencias dictados en los años cincuenta, y publicada a partir de las notas de sus alumnos y discípulos. El libro se aparta deliberadamente de la psicología positivista y de la psicometría dominante en la época, para ofrecer una visión integral y filosófica del alma humana. Castellani parte de la convicción de que la psicología no puede reducirse a un conjunto de experimentos o estadísticas, ni a una mera técnica de laboratorio: es, ante todo, una reflexión sobre la realidad viva y concreta del hombre, un arte de conocer y cultivar el alma. Por eso, su enfoque es a la vez filosófico, literario y existencial, y se apoya en la tradición clásica, en la experiencia personal y en una mirada penetrante sobre la sociedad y la cultura.

El libro está estructurado en torno a los grandes temas de la psicología clásica: la realidad del alma, las funciones psíquicas, la integración y la unificación de la personalidad, el papel de los instintos, los afectos, las ideas y la sublimación, el carácter, las ilusiones, la presencia y la creación. Castellani aborda cada uno de estos temas con un estilo llano, didáctico y a menudo humorístico, recurriendo a anécdotas, ejemplos literarios y chistes ingeniosos que iluminan las cuestiones más abstractas. Su psicología es, en el fondo, una antropología filosófica: el alma humana es vista como una totalidad compleja, dotada de razón, voluntad, afectos y pasiones, pero también abierta a la trascendencia y al misterio. Castellani no teme dialogar con el psicoanálisis, la psiquiatría y la psicología experimental, pero siempre desde una perspectiva crítica y personal, que rechaza tanto el reduccionismo materialista como la beatería religiosa.

Uno de los grandes logros del libro es su capacidad para hacer accesibles los conceptos más sutiles sin perder profundidad. Castellani insiste en que la psicología verdadera debe partir de la experiencia, del hábito y de la vida concreta, y no encerrarse en métodos abstractos o en modas pasajeras. Por eso, su obra es una invitación a conocerse a sí mismo, a educar los sentimientos, a cultivar la virtud y a buscar la integración de las diversas dimensiones del ser. El autor dedica páginas memorables a la educación de los afectos, a la formación del carácter, a la lucha contra las ilusiones y a la importancia de la presencia y la autenticidad. Su psicología es inseparable de una ética y de una visión del hombre como ser libre, responsable y abierto al misterio de Dios.

Entre las citas más destacadas del libro, sobresale la siguiente: “La psicología verdadera es la que ayuda a conocer el alma, no a medirla ni a diseccionarla.” En esta frase se condensa su rechazo al positivismo y su apuesta por una psicología humanista y trascendente. Otra cita memorable afirma: “El hombre es un ser de costumbre, pero también de ruptura: puede cambiar, puede crecer, puede salvarse.” Aquí Castellani subraya la libertad y la capacidad de transformación del ser humano, frente a las teorías deterministas. Una tercera reflexión, de tono irónico y profundo, sostiene: “Nada hay más difícil que verse a uno mismo tal cual es, sin disfraces ni espejismos.” Esta sentencia resume el desafío central de la psicología: el autoconocimiento como tarea ardua y necesaria, que exige humildad, coraje y sentido del humor.

Cada una de estas citas revela el espíritu de la obra: una psicología al servicio de la vida, de la verdad y de la plenitud humana. Castellani no ofrece recetas fáciles ni técnicas infalibles, sino una invitación a pensar, a sentir y a vivir con mayor profundidad y autenticidad. Su libro es, al mismo tiempo, una crítica a los excesos del cientificismo y una defensa apasionada de la dignidad y la grandeza del alma humana.

“Psicología humana” es, en definitiva, mucho más que un manual o un tratado: es una obra viva, inspiradora y desafiante, que interpela al lector a mirar hacia adentro y a buscar el sentido de su existencia. Castellani logra que la psicología se convierta en una aventura intelectual y espiritual, en un camino de autoconocimiento y de apertura al misterio. Su estilo, tan criollo como universal, tan incisivo como poético, hace que la lectura sea un placer y un estímulo para la reflexión. Leer a Castellani es entrar en diálogo con un maestro que no teme a la verdad, que sabe reírse de sí mismo y que invita a cada lector a emprender el viaje más apasionante: el de descubrir el alma humana en toda su complejidad, su fragilidad y su grandeza.



 

EL COMBATE PERPETUO, por MARCOS AGUINIS

 


EL COMBATE PERPETUO, por MARCOS AGUINIS



Marcos Aguinis es una de las voces más lúcidas, valientes y polifacéticas de la literatura argentina contemporánea. Nacido en Córdoba en 1935, en el seno de una familia judía de ascendencia moldava, su vida ha sido un ejemplo de pasión por el conocimiento y de compromiso con la libertad y la justicia. Su infancia estuvo marcada por el amor a la música —fue concertista de piano en su juventud— y por una temprana inclinación hacia la literatura y las humanidades, que convivió con una sólida formación científica. Se graduó de médico a los veintitrés años y se especializó en neurocirugía, completando estudios en Francia y Alemania bajo la tutela de eminencias como Rolf Hassler. Durante más de una década ejerció la medicina con éxito y rigor, publicando trabajos académicos y fundando una revista médica, pero la literatura y el pensamiento crítico lo acompañaron siempre, incluso en los intersticios de su vida profesional.

Aguinis es un verdadero hombre del Renacimiento: además de médico y neurocirujano, se formó en psicoanálisis, fue funcionario público —subsecretario y luego secretario de Cultura de la Nación tras la recuperación democrática en Argentina—, y se destacó como ensayista, novelista, biógrafo y conferencista internacional. Su obra, traducida a numerosos idiomas, ha sido reconocida con premios como el Planeta, el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el Premio Educación para la Paz de la UNESCO y la distinción de Caballero de las Letras y las Artes de Francia. Fue el primer latinoamericano en obtener el Premio Planeta, y es doctor honoris causa por universidades de Israel y Argentina. Su compromiso con los derechos humanos y la democracia lo llevó a enfrentar la censura y el riesgo personal durante la dictadura militar, y a impulsar la “primavera cultural” en los años ochenta, promoviendo la democratización de la cultura y el debate público.

“El combate perpetuo”, publicada en 1977, es una de las obras más representativas y audaces de Aguinis, un libro que desafía tanto al lector como al contexto histórico en que fue escrito. En plena dictadura argentina, cuando la censura y el miedo dominaban la vida intelectual, Aguinis se atrevió a reflexionar sobre la condición humana, la libertad, la opresión y la incesante lucha por la dignidad. El libro, que puede leerse como un ensayo, una crónica existencial y un manifiesto ético, explora el conflicto permanente entre las fuerzas que buscan someter al individuo y aquellas que lo impulsan a rebelarse y a buscar sentido. El “combate” del título es, ante todo, una metáfora de la vida: la existencia es un escenario de tensiones, desafíos y elecciones, donde cada ser humano debe decidir si se conforma con la sumisión o si asume el riesgo de pensar, de disentir y de actuar.

Aguinis estructura su obra en torno a la idea de que la libertad no es un estado alcanzado de una vez y para siempre, sino una conquista diaria, frágil y amenazada. El autor analiza con lucidez las formas de la opresión —política, religiosa, social, psicológica— y señala cómo los sistemas autoritarios, las ideologías cerradas y los dogmas pueden anular la creatividad, la autonomía y la capacidad de crítica. Pero lejos de caer en el pesimismo, Aguinis reivindica la resistencia, la rebeldía y la esperanza como virtudes esenciales. El combate perpetuo es, en su visión, el motor del progreso humano: solo enfrentando el miedo, la ignorancia y la injusticia es posible construir una vida auténtica y una sociedad más justa.

El libro se nutre de la experiencia personal y profesional del autor, de su formación en la medicina y el psicoanálisis, y de su profundo conocimiento de la historia y la cultura. Aguinis recurre a ejemplos de la literatura, la filosofía y la política, y dialoga con pensadores como Freud, Camus, Sartre y los grandes novelistas rusos, para mostrar que el combate por la libertad es universal y atemporal. La prosa de Aguinis es clara, apasionada y a la vez rigurosa, capaz de interpelar tanto al lector común como al especialista. Su estilo combina la reflexión filosófica con la narración de episodios concretos, y su tono es siempre honesto, directo y comprometido.

Entre los pasajes más destacados del libro, resalta la afirmación: “La libertad no se recibe: se conquista, se defiende, se recrea cada día.” Esta frase resume el núcleo ético de la obra: la libertad es una tarea inacabada, una responsabilidad que exige coraje y perseverancia. Otra cita memorable es: “El miedo es el gran aliado de la opresión, pero también el primer enemigo que debe ser vencido por quien aspira a ser libre.” Aquí, Aguinis señala el papel central del miedo en los sistemas autoritarios, y la necesidad de enfrentarlo para poder pensar y actuar con autonomía. Una tercera reflexión clave del libro sostiene: “El combate perpetuo es la condición de la dignidad humana: solo quien lucha por sus convicciones puede mirar de frente a la vida y a la muerte.” Esta sentencia expresa la visión existencial del autor: la dignidad no es un don, sino el resultado de la lucha constante por la coherencia, la justicia y la verdad.

Cada una de estas citas encierra una invitación a la acción y a la reflexión. La primera desafía la pasividad y llama a la responsabilidad individual y colectiva. La segunda pone en evidencia la importancia de superar el miedo como paso previo a cualquier transformación. La tercera eleva el combate cotidiano a la categoría de sentido vital, mostrando que la dignidad y la autenticidad solo se alcanzan en la lucha, nunca en la resignación.

“El combate perpetuo” es, en suma, un libro imprescindible para quienes buscan entender la condición humana en tiempos de crisis, y para quienes no se conforman con las respuestas fáciles ni con la sumisión ante el poder. Aguinis ofrece una visión esperanzada y exigente de la vida, donde cada lector es llamado a asumir su propio combate, a pensar por sí mismo y a contribuir a la construcción de una sociedad más libre y más humana. Su obra es un testimonio de coraje intelectual y una invitación permanente a no bajar nunca los brazos ante la injusticia, la mediocridad o el miedo. Leer a Aguinis es, en definitiva, aceptar el desafío de vivir con pasión, con conciencia y con la certeza de que la libertad y la dignidad se forjan en el combate perpetuo de cada día.



ADA O EL ARDOR, por VLADIMIR NABOKOV

 


ADA O EL ARDOR, por VLADIMIR NABOKOV



Vladimir Nabokov es una de las figuras más deslumbrantes y complejas de la literatura universal del siglo XX. Nacido en San Petersburgo en 1899, en el seno de una familia aristocrática y culta, Nabokov creció rodeado de libros, arte y naturaleza, y desde niño mostró una extraordinaria precocidad intelectual. Aprendió inglés y francés antes incluso que el ruso, y su infancia transcurrió entre institutrices extranjeras, juegos de ajedrez y la contemplación de mariposas, pasión que heredó de su padre y que marcaría tanto su vida como su obra. El estallido de la Revolución Rusa obligó a la familia al exilio en 1919, primero a Inglaterra, donde estudió literatura francesa y rusa en el Trinity College de Cambridge, y luego a Alemania y Francia, donde comenzó a forjarse una reputación como escritor en ruso bajo el seudónimo de V. Sirin. La llegada del nazismo lo empujó a Estados Unidos en 1940, donde se nacionalizó y ejerció como profesor universitario en Wellesley y Cornell, al tiempo que alcanzaba la fama mundial con novelas como “Lolita”, “Pálido fuego” y, por supuesto, “Ada o el ardor”. Nabokov fue también un notable lepidopterólogo y ajedrecista, y su vida, marcada por el exilio, la erudición y la pasión estética, se prolongó hasta 1977, año de su muerte en Montreux, Suiza.

“Ada o el ardor”, publicada en 1969, es considerada por muchos críticos y lectores como la obra más ambiciosa y deslumbrante de Nabokov, una auténtica catedral literaria donde el autor despliega todo su virtuosismo verbal, su ironía, su erudición y su capacidad para el juego intelectual. La novela es, en apariencia, una historia de amor prohibido entre Van Veen y su prima Ada, que en realidad es también su hermana, pero bajo esta superficie escandalosa y apasionada se esconde una reflexión profunda sobre el tiempo, la memoria, el deseo y la identidad. Ambientada en un universo alternativo, Antiterra, que es a la vez un espejo deformado y paródico de la Tierra, la novela mezcla géneros y registros: es saga familiar, tratado filosófico, novela de formación, parodia de la literatura decimonónica y, sobre todo, un festín de referencias literarias, científicas y culturales.

El relato sigue la vida de Van y Ada desde la infancia hasta la vejez, y a través de sus encuentros y separaciones, Nabokov explora la intensidad del amor incestuoso, la voluptuosidad del recuerdo y la imposibilidad de fijar el pasado. El tiempo, que en la novela es tanto lineal como circular, se convierte en un personaje más: los protagonistas viven obsesionados por la reconstrucción de los momentos compartidos, por la búsqueda del paraíso perdido de la infancia y por la lucha contra el olvido. Nabokov utiliza una prosa exuberante, llena de juegos de palabras, alusiones intertextuales, descripciones sensuales y digresiones filosóficas, que convierten la lectura en una experiencia hipnótica y desafiante. El lector se ve arrastrado por una corriente de imágenes, emociones y pensamientos donde la frontera entre realidad y ficción, entre sueño y vigilia, se vuelve cada vez más difusa.

Uno de los aspectos más fascinantes de “Ada o el ardor” es su carácter de novela total: en sus páginas caben la ciencia y la poesía, la historia y la botánica, la metafísica y la sátira social. Nabokov se divierte parodiando a Tolstói, a Proust, a Freud y a los grandes novelistas rusos y franceses, pero también se entrega a la exploración de los grandes temas de la condición humana: el amor absoluto, la fugacidad de la vida, la construcción de la memoria, la identidad múltiple y la naturaleza del arte. La novela es, en este sentido, una meditación sobre el poder de la literatura para crear mundos, para desafiar el tiempo y para dar forma a la experiencia.

Entre las citas más memorables del libro, destaca: “El ardor es la memoria del deseo, y el deseo es la memoria del ardor.” En esta frase se condensa la obsesión central de la novela: la imposibilidad de separar el deseo del recuerdo, la manera en que el amor se alimenta de la evocación y la nostalgia. Otra cita esencial es: “La felicidad es la anticipación de la felicidad.” Aquí Nabokov juega con la paradoja del tiempo: lo que nos hace felices no es tanto la posesión como la espera, el anhelo, la promesa de un instante perfecto que nunca se deja atrapar del todo. Una tercera reflexión, de tono irónico y melancólico, afirma: “La vida es solo una breve interrupción de la nada.” Esta sentencia resume la visión existencial de la novela: la vida, con toda su intensidad y su belleza, es un paréntesis efímero en el vacío, y solo el arte y el amor pueden salvarnos, aunque sea momentáneamente, del olvido.

Cada una de estas citas revela la profundidad y la ambigüedad de la mirada nabokoviana. La primera subraya la circularidad del deseo y la memoria, la segunda explora la dialéctica entre presente y futuro, y la tercera enfrenta al lector con la fragilidad de la existencia. En todas ellas late la convicción de que la literatura, como el amor, es un acto de resistencia contra el tiempo y la muerte, un intento de fijar lo efímero y de transformar la experiencia en belleza.

“Ada o el ardor” es, en definitiva, una obra monumental, exigente y deslumbrante, que desafía al lector a perderse en sus laberintos y a dejarse seducir por su música verbal. Nabokov logra aquí la hazaña de crear un universo propio, donde el lenguaje es a la vez espejo y laberinto, y donde cada página es una invitación al asombro, a la reflexión y al goce estético. Leer “Ada o el ardor” es adentrarse en un mundo donde el tiempo se pliega y se despliega, donde el amor es absoluto y peligroso, y donde la literatura se convierte en la más alta forma de la vida. Nabokov, con su genio y su ironía, nos recuerda que el verdadero arte no ofrece respuestas fáciles, sino que multiplica las preguntas y nos invita a mirar el mundo con ojos nuevos, siempre atentos al misterio y al milagro de la existencia.



EL ESPEJISMO DE DIOS, por RICHARD DAWKINS

 


EL ESPEJISMO DE DIOS, por RICHARD DAWKINS



Richard Dawkins es uno de los intelectuales más influyentes y polémicos de las últimas décadas, un científico que ha trascendido los límites de la biología evolutiva para convertirse en un referente global del pensamiento racional y el escepticismo. Nació en Nairobi, Kenia, en 1941, hijo de padres británicos que trabajaban en el Servicio Colonial, y desde niño creció en un entorno familiar marcado por la curiosidad científica y el rechazo a explicaciones sobrenaturales. A los ocho años, la familia regresó a Inglaterra, donde Dawkins se educó en el colegio Oundle y más tarde en la Universidad de Oxford, donde fue discípulo del célebre etólogo y premio Nobel Nikolaas Tinbergen. Su carrera académica lo llevó a enseñar en la Universidad de California en Berkeley y, posteriormente, a ocupar la prestigiosa cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia en Oxford, cargo que desempeñó hasta 2008. A lo largo de su vida, Dawkins ha sido editor de revistas científicas, conferenciante internacional, colaborador en medios y autor de libros fundamentales como “El gen egoísta”, donde popularizó el concepto de meme y revolucionó la visión de la evolución, y “El fenotipo extendido”, que amplió el alcance de la selección natural más allá del propio organismo. Su labor ha sido reconocida con numerosos premios y distinciones, y su figura es sinónimo de rigor, claridad y valentía intelectual.

“El espejismo de Dios” representa el punto culminante de la faceta más combativa y filosófica de Dawkins. Publicado en 2006, este libro es un manifiesto a favor del ateísmo y la razón científica, y una crítica frontal a la religión como sistema de creencias y como fenómeno social. Dawkins parte de una premisa provocadora: la creencia en un dios personal, lejos de ser una opción respetable o una cuestión de fe privada, es un error intelectual equiparable a un delirio colectivo. Con una prosa brillante, incisiva y a menudo irónica, el autor desmonta los principales argumentos a favor de la existencia de Dios, desde los clásicos filosóficos —como el argumento ontológico, el cosmológico o el del diseño— hasta las justificaciones emocionales y morales. Dawkins no se limita a refutar la idea de un creador sobrenatural, sino que explora los orígenes evolutivos de la religión, la psicología de la fe y los mecanismos sociales que perpetúan las creencias religiosas en las sociedades modernas.

Uno de los grandes méritos del libro es su capacidad para combinar el rigor científico con la pasión argumentativa. Dawkins recurre a la biología evolutiva para explicar por qué los seres humanos son proclives a creer en dioses y en fuerzas invisibles: la religión, sostiene, es un subproducto de la mente humana, una consecuencia de la tendencia natural a buscar patrones y atribuir intenciones, útil en ciertos contextos evolutivos pero peligrosa cuando se convierte en dogma. El autor analiza también el papel de la religión en la historia y la cultura, mostrando cómo, lejos de ser una fuente exclusiva de consuelo y moralidad, ha sido a menudo causa de intolerancia, violencia y represión. Sin embargo, Dawkins reconoce la capacidad de asombro y el sentido de maravilla que la ciencia puede proporcionar, y reivindica una espiritualidad laica basada en la admiración por el universo y la búsqueda honesta de la verdad.

“El espejismo de Dios” es también un alegato a favor de la educación científica y el pensamiento crítico. Dawkins denuncia los peligros de la pseudociencia, el creacionismo y la superstición, y defiende la importancia de enseñar a las nuevas generaciones a pensar por sí mismas, a cuestionar la autoridad y a buscar explicaciones racionales para los fenómenos naturales. El libro está salpicado de anécdotas, ejemplos históricos y referencias culturales que enriquecen el argumento y lo acercan al lector no especializado. La obra ha sido traducida a más de treinta idiomas y ha vendido millones de ejemplares, convirtiéndose en un fenómeno editorial y en un referente del llamado “nuevo ateísmo”.

Entre las citas más emblemáticas del libro, destaca la afirmación: “Cuando una persona sufre de un delirio se llama locura. Cuando muchas personas sufren de un delirio se llama religión.” Esta frase, tomada de Robert M. Pirsig y adoptada por Dawkins, resume el núcleo de su crítica: la religión, lejos de ser una excepción respetable, es una creencia irracional que solo se sostiene por su aceptación colectiva. Otra cita fundamental es: “La fe es la gran excusa, la gran evasión, la gran justificación para evitar la necesidad de pensar y evaluar la evidencia.” Aquí, Dawkins denuncia la fe como un atajo intelectual que exime de la responsabilidad de razonar y buscar pruebas. Una tercera reflexión clave es: “El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que cabría esperar si en el fondo no hubiera ningún diseño, ningún propósito, ningún mal ni bien, nada sino indiferencia ciega y despiadada.” Esta sentencia, que ya aparecía en “El río que sale del Edén”, expresa la visión naturalista y desmitificadora de Dawkins: el universo no responde a un plan, sino a leyes impersonales, y nuestro sentido de propósito y moralidad es una construcción humana.

Cada una de estas citas encierra una invitación a la reflexión y al debate. La primera desafía la tendencia a considerar la religión como un fenómeno aparte, exento de crítica racional. La segunda pone en cuestión el valor de la fe como virtud, y la tercera nos enfrenta a la realidad de un universo sin sentido preestablecido, donde la responsabilidad de crear significado recae sobre nosotros mismos.

“El espejismo de Dios” es, en suma, un libro valiente, apasionado y profundamente didáctico, que desafía al lector a examinar sus creencias y a abrazar el poder liberador de la razón. Dawkins logra que la ciencia y la filosofía se conviertan en aliados en la búsqueda de respuestas, y que el escepticismo no sea una actitud cínica, sino una forma de respeto por la verdad y la dignidad intelectual. Su obra es un llamado a la honestidad, a la curiosidad y a la libertad de pensamiento, y un recordatorio de que el asombro ante el universo puede ser aún mayor cuando dejamos atrás las ilusiones y nos enfrentamos a la realidad con ojos abiertos y mente despierta.



LAS MUJERES DE LA NASA, por NATHALIA HOLT

 


LAS MUJERES DE LA NASA, por NATHALIA HOLT



Nathalia Holt es una de las voces más fascinantes y comprometidas de la divulgación científica actual, una autora que ha dedicado su carrera a sacar a la luz las historias ocultas de las mujeres que cambiaron el rumbo de la ciencia y la tecnología. Nacida en Nueva York el 13 de diciembre de 1980, Holt es microbióloga, científica y periodista, con una formación académica que abarca la Universidad del Sur de California, la Universidad Tulane y la Universidad de Harvard. Su trabajo en el Instituto Phillip T. y Susan M. Ragon la llevó a especializarse en biología molecular, inmunología y el estudio del VIH, pero su verdadera pasión ha sido siempre la escritura y la investigación histórica, especialmente en torno al papel de las mujeres en campos tradicionalmente dominados por hombres. Holt ha colaborado con medios de prestigio como The New York Times, The Atlantic, PBS y Popular Science, y sus libros han sido aclamados por su rigor, su capacidad narrativa y su sensibilidad para rescatar del olvido a las pioneras de la ciencia. Vive en California, junto al océano, con su familia, y desde allí sigue explorando los archivos y las historias que desafían los estereotipos y amplían nuestra visión del pasado y del presente.

“Las mujeres de la NASA” —título en español de su obra “Rise of the Rocket Girls: The Women Who Propelled Us, from Missiles to the Moon to Mars”— es un libro que deslumbra tanto por la riqueza de su documentación como por la humanidad de sus protagonistas. Holt nos transporta al Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA en California, en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, cuando la exploración espacial era apenas un sueño y los ordenadores eran personas, no máquinas. En ese universo de ingenieros y científicos, un grupo de mujeres excepcionales —muchas de ellas jóvenes brillantes reclutadas por supervisoras visionarias como Macie Roberts y Helen Ling— se convirtieron en las “computadoras humanas” responsables de los cálculos que harían posible el salto al espacio. El libro narra con detalle las vidas y los desafíos de figuras como Barbara Paulson y Susan Finley, quienes, en una época en que pocas carreras científicas estaban abiertas a las mujeres, no solo participaron en los proyectos más ambiciosos de la NASA, sino que fueron esenciales para su éxito.

Holt reconstruye la historia de estas pioneras a partir de una investigación exhaustiva en archivos, cartas personales y entrevistas, y logra que el lector se sumerja en el ambiente de una época marcada por la discriminación de género, pero también por la pasión y la camaradería. El relato está tejido con la precisión de una novela y la profundidad de un ensayo histórico: asistimos a los primeros lanzamientos de cohetes, a las noches interminables de cálculos y pruebas, a las tensiones y alegrías de un equipo que se enfrentaba a lo desconocido con valentía y determinación. La autora no solo muestra los logros técnicos de estas mujeres —cuyos cálculos permitieron desde la llegada de sondas a la Luna hasta el envío de naves a Marte—, sino que también explora sus vidas personales, sus sueños, sus luchas por conciliar la vida familiar con una carrera exigente y su impacto silencioso en la historia de la ciencia.

Uno de los aspectos más poderosos del libro es su capacidad para conectar la historia de estas “rocket girls” con los grandes hitos de la exploración espacial y con los debates actuales sobre igualdad de género en la ciencia y la tecnología. Holt demuestra que, sin el trabajo invisible y a menudo no reconocido de estas mujeres, la NASA no habría alcanzado muchos de sus éxitos. Además, la autora sitúa a sus protagonistas en el contexto más amplio de la historia social y científica de Estados Unidos, mostrando cómo su perseverancia abrió caminos para generaciones futuras de ingenieras, matemáticas y científicas. El libro es, en este sentido, tanto un homenaje como una reivindicación: una invitación a mirar la historia con otros ojos y a reconocer el valor de quienes, desde la sombra, impulsaron la humanidad hacia las estrellas.

Entre las citas más destacadas de la obra, resalta la frase: “Ellas eran las computadoras, y su trabajo era tan esencial como invisible.” Esta sentencia resume la paradoja de la contribución femenina en la ciencia: imprescindible, pero a menudo ignorada por la historia oficial. Otra cita memorable es: “En un mundo que les decía que no podían, ellas calcularon la trayectoria de los sueños.” Aquí, Holt pone en primer plano la fuerza de voluntad y la inteligencia de sus protagonistas, capaces de desafiar las expectativas y demostrar que el talento no tiene género. Una tercera reflexión clave del libro afirma: “El espacio no era solo una frontera para la humanidad, sino para cada una de ellas, que debía conquistar su lugar todos los días.” Esta frase encapsula el doble desafío que enfrentaron: conquistar el universo y, al mismo tiempo, conquistar el derecho a participar en esa aventura.

Cada una de estas citas encierra una lección. La primera nos recuerda la importancia de visibilizar el trabajo de quienes han sido marginados por los relatos tradicionales. La segunda celebra la capacidad de las mujeres para soñar y lograr lo imposible, incluso en condiciones adversas. La tercera subraya que la verdadera conquista no es solo tecnológica, sino también social y personal.

“Las mujeres de la NASA” es mucho más que un libro de historia o de divulgación científica: es una narración vibrante, emocionante y profundamente humana sobre la valentía, la inteligencia y la solidaridad. Holt logra que el lector se identifique con sus protagonistas, que comprenda la magnitud de sus logros y que se emocione ante sus pequeñas y grandes victorias. La obra es, además, una llamada a la acción: a seguir luchando por la igualdad, a reconocer el valor de la diversidad y a no olvidar nunca que, detrás de cada avance científico, hay historias de esfuerzo, pasión y sueños compartidos. Leer a Nathalia Holt es descubrir que la historia de la ciencia está llena de heroínas anónimas y que, gracias a su trabajo, hoy seguimos mirando las estrellas con esperanza.



EL REY ARTURO EN BUSCA DE SU PERRO Y OTROS ACERTIJOS CURIOSOS, por RAYMOND M. SMULLYAN

EL REY ARTURO EN BUSCA DE SU PERRO Y OTROS ACERTIJOS CURIOSOS, por RAYMOND M. SMULLYAN

 


Raymond Merrill Smullyan fue uno de esos genios irrepetibles que parecen salidos de una novela fantástica, capaz de conjugar la lógica más rigurosa con el humor más sutil y la magia más desconcertante. Nació en Far Rockaway, Nueva York, en 1919, y desde muy pequeño mostró una fascinación por los enigmas y las matemáticas recreativas, así como por la música, campo en el que también fue un niño prodigio. Su vida, lejos de seguir los cauces convencionales, fue una sucesión de aventuras intelectuales y vitales: abandonó la escuela secundaria a los trece años, se convirtió en autodidacta y alternó estudios de piano con incursiones en la magia, llegando a ganarse la vida como ilusionista en los clubes de Chicago bajo el nombre de “Five-Ace Merrill”. Esta mezcla de disciplinas, lejos de dispersarlo, le permitió forjar una visión única, donde la lógica y la creatividad se retroalimentan y se potencian mutuamente.

Smullyan, que nunca tuvo prisa por obtener títulos académicos, fue admitido en la Universidad de Chicago a los 35 años y, poco después, se doctoró en Filosofía en Princeton bajo la tutela de Alonzo Church, uno de los padres de la computación teórica. A lo largo de su carrera, ejerció como profesor en universidades como Princeton, Indiana y la City University of New York, y publicó decenas de libros que lo consagraron como uno de los grandes divulgadores de la lógica y las matemáticas recreativas del siglo XX. Además, fue pianista, filósofo taoísta, humorista y, sobre todo, un mago de la mente, capaz de sorprender a sus alumnos y lectores con acertijos que desafiaban tanto la intuición como la imaginación. Su vida, que se prolongó hasta los 97 años, fue un canto a la curiosidad, la libertad intelectual y el placer de pensar.

“El Rey Arturo en busca de su perro y otros acertijos curiosos” es un libro que condensa a la perfección el espíritu lúdico y desafiante de Smullyan. En esta obra, el autor nos invita a recorrer un reino donde la lógica es la clave para resolver los misterios más insólitos, y donde los personajes de la leyenda artúrica —caballeros, magos, dragones y, por supuesto, el propio Rey Arturo— se convierten en protagonistas de ingeniosos rompecabezas. El libro está estructurado como una serie de relatos breves y acertijos, cada uno de los cuales plantea al lector un desafío intelectual que, más allá de la solución, busca despertar el asombro y la reflexión.

La magia de Smullyan reside en su capacidad para transformar la lógica en un juego narrativo. Cada acertijo es una pequeña historia, un escenario donde las reglas del razonamiento se entrelazan con la fantasía y el humor. Así, el lector se encuentra con situaciones aparentemente absurdas —un dragón que solo dice la verdad los martes, un mago que responde con preguntas, un perro que se esconde siguiendo un patrón lógico— y debe emplear el pensamiento deductivo para desentrañar el enigma. El libro no solo entretiene, sino que enseña: a través de sus páginas, Smullyan introduce conceptos fundamentales de la lógica, como la deducción, la paradoja, la contradicción, la inferencia y la autorreferencia, sin recurrir jamás a tecnicismos áridos ni a explicaciones tediosas.

Uno de los grandes logros de esta obra es su tono accesible y su invitación constante a la participación. Smullyan no se dirige al lector como un profesor distante, sino como un cómplice en el juego del pensamiento. Sus acertijos, lejos de ser meros pasatiempos, son auténticos ejercicios de creatividad y rigor, que invitan a mirar el mundo con ojos nuevos y a disfrutar del placer de descubrir. El autor sabe que la lógica, bien entendida, no es enemiga de la imaginación, sino su mejor aliada: en el reino de Arturo, la fantasía y la razón bailan juntas en un vals interminable.

El contenido del libro es tan variado como sorprendente. Hay acertijos clásicos de “caballeros y mentirosos”, problemas de deducción con respuestas inesperadas, paradojas que rozan el absurdo y relatos donde la lógica se convierte en el hilo conductor de la aventura. Smullyan explora también los límites del lenguaje, la ambigüedad de las palabras y las trampas del razonamiento cotidiano. Cada historia es una invitación a pensar, a dudar, a buscar la solución más ingeniosa y, sobre todo, a disfrutar del proceso.

Entre las citas más memorables del libro, destaca una que resume su filosofía: “La lógica es el arte de pensar sin dejarse engañar por las apariencias.” Esta frase, sencilla y profunda, invita a mirar más allá de lo evidente y a ejercitar el pensamiento crítico, no solo para resolver acertijos, sino para enfrentarse a los desafíos de la vida real. Otra cita reveladora es: “El verdadero placer de un enigma no está en la respuesta, sino en el camino que recorremos para hallarla.” Aquí, Smullyan reivindica el valor del proceso, del esfuerzo intelectual y de la curiosidad como motores del aprendizaje. Una tercera reflexión, cargada de humor, afirma: “Un mago nunca revela sus secretos, pero un lógico siempre deja pistas.” Con ella, el autor subraya el carácter lúdico y generoso de la lógica: el enigma no es un muro, sino una puerta abierta a la creatividad.

Cada una de estas citas encierra una lección. La primera nos recuerda la importancia de la lógica como herramienta para navegar en un mundo lleno de apariencias y engaños. La segunda celebra la curiosidad y el goce intelectual, animándonos a disfrutar del viaje tanto como del destino. La tercera, con su guiño humorístico, revela la actitud de Smullyan ante el conocimiento: compartir, invitar, desafiar, pero nunca imponer.

“El Rey Arturo en busca de su perro y otros acertijos curiosos” es mucho más que un libro de enigmas: es una celebración del pensamiento libre, una invitación a la aventura intelectual y un homenaje a la capacidad humana de asombrarse y aprender. Smullyan logra que el lector se sienta parte de una comunidad de exploradores, donde cada pregunta es un mapa y cada respuesta, un tesoro. Su obra, impregnada de humor, ingenio y sabiduría, demuestra que la lógica no es solo para matemáticos o filósofos, sino para todos aquellos que se atreven a pensar, a jugar y a soñar. En tiempos de certezas rápidas y respuestas inmediatas, el legado de Smullyan es más necesario que nunca: una llamada a la paciencia, a la duda y al goce de la mente. Quien se adentre en las páginas de este libro, no solo encontrará acertijos, sino también una lección de vida: la de mirar el mundo con ojos curiosos y el corazón abierto al misterio.





DEMENCIA DIGITAL, por MANFRED SPITZER

 


DEMENCIA DIGITAL, por MANFRED SPITZER



Manfred Spitzer es una de las figuras más influyentes y polémicas del panorama neurocientífico europeo contemporáneo. Nacido en Lengfeld, Alemania, en 1958, Spitzer es psiquiatra, psicólogo, filósofo y neurocientífico, una combinación de saberes que le ha permitido abordar el estudio de la mente humana desde una perspectiva integral y multidisciplinar. Tras formarse en el Max-Planck-Gymnasium de Groß-Umstadt, estudió Medicina, Psicología y Filosofía en la Universidad de Friburgo, y posteriormente se doctoró en Psiquiatría. Su vocación investigadora lo llevó a ejercer como profesor invitado en la Universidad de Harvard en dos ocasiones, y a dirigir la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm, así como el Centro de Transferencia de Conocimientos para las Neurociencias y el Aprendizaje. Spitzer ha publicado decenas de libros y artículos científicos, y es editor de la revista Nervenheilkunde. Su obra, traducida a varios idiomas, abarca desde la psicopatología clínica hasta la neuroeducación, pasando por la música, la creatividad y la filosofía de la mente. Sin embargo, es en su faceta de divulgador y crítico de la sociedad digital donde ha alcanzado mayor notoriedad y controversia, especialmente por sus advertencias sobre los riesgos de la exposición temprana y excesiva a las pantallas en niños y adolescentes.

“Demencia digital” es, quizá, el libro que mejor condensa la visión crítica y el estilo combativo de Manfred Spitzer. Publicado en 2012, la obra se convirtió rápidamente en un best seller en Alemania y desató un intenso debate internacional sobre el impacto de las tecnologías digitales en el cerebro humano. El título, deliberadamente provocador, remite a una de las tesis centrales del libro: el uso intensivo y acrítico de dispositivos digitales —ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes— puede estar provocando un deterioro cognitivo en las nuevas generaciones, análogo en algunos aspectos a la demencia senil. Spitzer, apoyándose en una vasta bibliografía científica y en su experiencia clínica, sostiene que la digitalización prematura de la infancia y la adolescencia no solo no mejora el aprendizaje, sino que lo empobrece, y que la exposición constante a pantallas afecta negativamente la memoria, la atención, la creatividad y la capacidad de socialización.

La estructura del libro alterna capítulos de divulgación neurocientífica con análisis sociales y ejemplos de la vida cotidiana. Spitzer explica con claridad cómo funciona el cerebro humano, especialmente durante el desarrollo infantil y juvenil, y por qué el aprendizaje efectivo requiere experiencia directa, interacción social, movimiento y esfuerzo. Según el autor, las tecnologías digitales, lejos de potenciar estas capacidades, tienden a atrofiarlas, sustituyendo el aprendizaje activo por el consumo pasivo de información, y la interacción real por la virtual. El resultado, advierte Spitzer, es una generación más vulnerable a la distracción, la impulsividad, la adicción y la superficialidad intelectual. El autor no se limita a denunciar los riesgos, sino que también explora los mecanismos neurobiológicos implicados: la plasticidad cerebral, la memoria de trabajo, el papel del lóbulo frontal en el autocontrol y la toma de decisiones, y cómo todo ello se ve alterado por el uso excesivo de pantallas.

Uno de los aspectos más destacados y controvertidos del libro es su crítica frontal a la introducción masiva de dispositivos digitales en las aulas. Spitzer argumenta que la digitalización de la educación, lejos de mejorar los resultados académicos, está contribuyendo a un empobrecimiento del pensamiento crítico y a una dependencia creciente de la tecnología. El autor cita estudios que muestran cómo el uso de ordenadores en clase no solo no mejora el rendimiento, sino que puede agravarlo, especialmente en habilidades básicas como la lectura, la escritura y el cálculo. Para Spitzer, la clave del aprendizaje reside en la experiencia directa, el esfuerzo sostenido y la interacción humana, elementos que la tecnología digital tiende a desplazar.

El estilo de Spitzer es directo, apasionado y, en ocasiones, deliberadamente provocador. No duda en emplear metáforas contundentes y ejemplos llamativos para captar la atención del lector y sacudir conciencias. A lo largo del libro, se muestra especialmente crítico con la industria tecnológica y con los discursos que presentan la digitalización como una panacea universal. Sin embargo, su objetivo no es demonizar la tecnología, sino advertir sobre sus riesgos cuando se utiliza sin criterio, especialmente en las etapas más sensibles del desarrollo cerebral. Spitzer insiste en la necesidad de un uso responsable y moderado de los dispositivos digitales, y en la importancia de preservar espacios y tiempos para el aprendizaje activo, la lectura profunda, el juego, el deporte y la convivencia real.

Entre las citas más emblemáticas del libro, destaca la frase: “¿Por qué no dejamos de una vez por todas de estupidizar sistemáticamente a las nuevas generaciones?” Esta sentencia resume el tono combativo de la obra y su preocupación por el futuro intelectual de la juventud. Otra cita relevante es: “El cerebro es como un músculo: lo que no se usa, se atrofia.” Aquí, Spitzer emplea una metáfora sencilla pero eficaz para explicar el principio de plasticidad cerebral y la importancia del ejercicio mental frente al consumo pasivo de información. Una tercera reflexión clave es: “La caverna digital puede ser peor que la del Paleolítico”, con la que advierte sobre el riesgo de que la inmersión acrítica en el mundo digital nos aísle y empobrezca más que los entornos primitivos, pese a la aparente sofisticación tecnológica.

Cada una de estas citas encierra una advertencia y una invitación a la reflexión. La primera interpela directamente a padres, educadores y responsables políticos, llamando la atención sobre la responsabilidad colectiva en la formación de las nuevas generaciones. La segunda explica, de manera didáctica, por qué el cerebro necesita desafíos y aprendizajes activos para desarrollarse plenamente. La tercera, con su tono irónico, alerta sobre el peligro de confundir progreso tecnológico con progreso humano.

“Demencia digital” es, en definitiva, un libro que no deja indiferente. Su fuerza reside en la combinación de rigor científico, claridad expositiva y valentía intelectual. Spitzer no teme ir contracorriente ni enfrentarse a los consensos dominantes, y su diagnóstico, aunque polémico, está respaldado por una sólida base empírica. La obra invita a repensar el papel de la tecnología en la vida cotidiana y, sobre todo, en la educación, y a recuperar el valor de la experiencia, el esfuerzo y la interacción humana en la formación del cerebro y la personalidad. Es un llamado urgente a la responsabilidad y al sentido crítico, y una advertencia sobre los riesgos de delegar en las pantallas la tarea de educar, comunicar y pensar. Con “Demencia digital”, Manfred Spitzer se consolida como una de las voces más necesarias y provocadoras en el debate sobre el futuro de la mente en la era digital.



NADIE VALE MÁS QUE OTRO, por LORENZO SILVA

 


NADIE VALE MÁS QUE OTRO, por LORENZO SILVA



Lorenzo Silva, nacido en Madrid el 7 de junio de 1966, es una de las voces más potentes y versátiles de la narrativa española contemporánea. Hijo de un militar del Ejército del Aire, creció en los barrios populares de Carabanchel y Cuatro Vientos, escenarios que, junto a la experiencia urbana de la periferia madrileña, impregnan buena parte de su obra. Aunque su pasión por la literatura se manifestó desde la adolescencia, estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y trabajó durante una década como abogado de empresa, auditor y asesor fiscal, antes de dedicarse por completo a la escritura. Silva es un autor prolífico y polifacético: ha cultivado la novela, el relato, el ensayo, la literatura infantil y juvenil, el guion cinematográfico y la crónica periodística. Sin embargo, es en la novela negra donde ha alcanzado mayor reconocimiento, especialmente gracias a la serie protagonizada por los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, personajes emblemáticos de la literatura policial española. Su obra ha sido galardonada con los premios más prestigiosos: el Nadal por “El alquimista impaciente”, el Planeta por “La marca del meridiano”, el Primavera de Novela por “Carta blanca” y el Algaba de Ensayo por “Sereno en el peligro”, entre otros. Además, su labor de dignificación de la imagen de la Guardia Civil a través de la literatura le valió el nombramiento de Guardia Civil Honorario en 2010. Silva es también un activo colaborador en prensa y radio, comisario del festival Getafe Negro y mentor de jóvenes escritores.

“Nadie vale más que otro” es una de las piezas más singulares y representativas de la narrativa breve de Lorenzo Silva. El libro, subtitulado “Cinco historias de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro”, reúne cinco relatos en los que la célebre pareja de investigadores se enfrenta a casos que, lejos de los grandes crímenes espectaculares, exploran los rincones más cotidianos, grises y, por ello, más humanos de la criminalidad. Silva se desmarca aquí de la novela negra tradicional para adentrarse en la realidad social de la España contemporánea, utilizando el género policial como pretexto para indagar en los dilemas morales, las desigualdades y las contradicciones de la vida cotidiana. Cada relato es una ventana a un mundo donde la justicia y la compasión se entrelazan, y donde la ley no siempre es suficiente para restañar las heridas de la vida.

La estructura del libro, basada en relatos independientes, permite a Silva desplegar una mirada plural y matizada sobre la sociedad. Los crímenes que investiga la pareja protagonista no son grandes conspiraciones ni asesinatos espectaculares, sino delitos menores, a menudo cometidos por personas comunes empujadas por la necesidad, la desesperación o el azar. El autor se detiene en los detalles de la investigación, pero sobre todo en los matices psicológicos y éticos de los personajes: víctimas, culpables e incluso los propios investigadores. Así, la obra se convierte en un retrato coral de la condición humana, donde cada historia es un espejo de la dignidad, la fragilidad y la complejidad de las personas.

Uno de los grandes aciertos del libro es la construcción de los personajes de Bevilacqua y Chamorro, que aquí se muestran en toda su humanidad. Bevilacqua, con su ironía y su escepticismo, y Chamorro, con su rigor y su sensibilidad, encarnan dos formas complementarias de enfrentarse al dolor ajeno y a la injusticia. Silva utiliza su relación profesional y personal como hilo conductor para reflexionar sobre la ética, la empatía y los límites de la ley. El título mismo del libro, “Nadie vale más que otro”, es una declaración de principios: la igualdad radical de todos los seres humanos, más allá de sus errores, su origen o su posición social. Esta idea atraviesa todos los relatos y se convierte en el motor moral de la obra.

El contenido de los relatos aborda cuestiones tan actuales como la inmigración, la precariedad, la soledad, la violencia doméstica, la exclusión social y el racismo. Silva no juzga ni moraliza: presenta los hechos con una mirada comprensiva, casi compasiva, y deja que sean los lectores quienes extraigan sus propias conclusiones. La prosa es sobria, precisa y contenida, pero no exenta de lirismo y de una ironía sutil que aligera la dureza de los temas tratados. El ritmo narrativo es ágil, y el suspense se dosifica con maestría, pero lo que realmente atrapa es la profundidad de los personajes y la verdad de las situaciones.

Entre las citas más destacadas del libro, una resuena como un manifiesto: “Nadie vale más que otro. Nada hay más cierto. Y nada más difícil de recordar en el momento justo.” Esta frase condensa el núcleo ético de la obra: la igualdad humana no es solo un principio abstracto, sino un desafío cotidiano, especialmente cuando las circunstancias ponen a prueba nuestra compasión y nuestro sentido de la justicia. Otra cita significativa es: “La vida, a veces, no es más que una sucesión de pequeñas derrotas aceptadas con dignidad.” Aquí, Silva reivindica la dignidad de quienes, a pesar de las adversidades, siguen adelante sin perder la esperanza ni la humanidad. Una tercera frase, “El crimen no siempre es obra de monstruos, sino de personas corrientes a las que la vida ha empujado demasiado lejos”, invita a mirar más allá del prejuicio y a comprender las causas profundas de la violencia y el delito.

Cada una de estas citas revela la filosofía de Silva: una literatura que no busca el sensacionalismo, sino la verdad humana; que no se conforma con el retrato superficial del bien y el mal, sino que explora las zonas grises donde habitan la compasión, la duda y la redención. “Nadie vale más que otro” es, en definitiva, una obra que trasciende el género policial para convertirse en una reflexión sobre la justicia, la empatía y la condición humana. Silva logra que el lector se reconozca en los personajes, que sienta sus dudas y sus miedos, y que salga de la lectura con una mirada más lúcida y más compasiva sobre el mundo.

El libro es, además, un testimonio del compromiso de Lorenzo Silva con la realidad social de su tiempo. A través de la mirada de Bevilacqua y Chamorro, el autor nos invita a no olvidar que detrás de cada delito hay una historia, una persona, una circunstancia. Su escritura, precisa y honesta, nos recuerda que la verdadera justicia no consiste solo en aplicar la ley, sino en comprender, escuchar y, cuando es posible, tender una mano. Así, “Nadie vale más que otro” se convierte en una lectura imprescindible para quienes buscan no solo el placer del suspense, sino también una reflexión profunda y conmovedora sobre la igualdad, la justicia y la dignidad humana.



BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA ( 1916 – 2010 ), por LUIS ALBERTO ROMERO

 


BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA ( 1916 – 2010 ), por LUIS ALBERTO ROMERO



Luis Alberto Romero es, sin duda, una de las figuras más influyentes de la historiografía argentina contemporánea. Nacido en Buenos Aires en 1944, es hijo del también célebre historiador José Luis Romero, lo que lo sitúa en una tradición intelectual de profundo compromiso con el análisis crítico del pasado nacional. Formado en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó como profesor de Historia en 1967, Romero ha desarrollado una extensa carrera académica y de investigación. Fue profesor titular de Historia Social General en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA durante más de dos décadas, y se desempeñó como investigador principal del CONICET, el principal organismo científico de la Argentina. Ha dirigido el Centro de Estudios de Historia Política en la Universidad Nacional de San Martín y ha sido docente en prestigiosas instituciones nacionales e internacionales, como la FLACSO, la Universidad Torcuato Di Tella, la Universidad de Salamanca, la École d’Hautes Études en Sciences Sociales de París y la City University of New York. Su labor ha sido reconocida con distinciones como el Premio Konex y la Beca Guggenheim, y es miembro de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Además de su prolífica producción académica, Romero es un activo intelectual público, con frecuentes intervenciones en medios de comunicación y una mirada siempre aguda sobre los problemas estructurales del país.

“Breve historia contemporánea de la Argentina (1916-2010)” es una obra fundamental para comprender el devenir político, social y económico del país desde la irrupción de la democracia moderna hasta los albores del siglo XXI. Lejos de limitarse a una mera cronología de acontecimientos, Romero propone una interpretación de fondo, donde el Estado, los grupos de interés y la sociedad civil ocupan un lugar central en el análisis. El libro comienza en 1916, con la llegada de Hipólito Yrigoyen y la consolidación del voto universal masculino, abriendo una etapa de participación política de las masas y de tensiones entre las élites tradicionales y los nuevos actores sociales. A partir de allí, el relato avanza por las décadas de inestabilidad institucional, la emergencia del peronismo, los ciclos de democracia y dictadura, el drama de la violencia política de los años setenta, la tragedia de la última dictadura militar y la recuperación democrática de 1983, hasta llegar a la crisis de 2001 y los desafíos del siglo XXI.

Romero se detiene en los grandes dilemas que han marcado la historia argentina: la construcción del Estado, la relación entre democracia y corporaciones, el papel de los partidos políticos, la persistencia de la desigualdad social y las dificultades para consolidar un desarrollo económico sostenido. Su análisis es lúcido y didáctico, y logra explicar con claridad las causas profundas de los conflictos recurrentes, como la tensión entre la modernización y la tradición, la debilidad de las instituciones, la fragmentación social y la búsqueda constante de un modelo de país inclusivo y estable. El autor no rehúye los temas difíciles: aborda la violencia política, el autoritarismo, la represión, la corrupción y la crisis de representación, pero también reconoce los logros, como la ampliación de derechos, la vitalidad de la sociedad civil y la capacidad de resiliencia de la democracia argentina.

Uno de los grandes aciertos del libro es su capacidad para combinar el rigor académico con una prosa clara y accesible, lo que lo convierte en una lectura imprescindible tanto para estudiantes como para el público general. Romero utiliza un enfoque interpretativo que pone en primer plano la interacción entre el Estado y los grupos de interés, señalando que los problemas argentinos no se explican solo por la debilidad de la democracia, sino por la dificultad de construir un Estado capaz de articular los intereses sociales y garantizar el bien común. Esta perspectiva, que el propio autor reconoce haber desarrollado con el tiempo, le permite ofrecer una visión renovada de la historia nacional, en la que la democracia es condición necesaria pero no suficiente para resolver los desafíos estructurales del país.

El libro destaca, además, por su honestidad intelectual: Romero no busca imponer una visión única, sino que invita al lector a reflexionar sobre las continuidades y rupturas de la historia argentina, sobre los aciertos y errores de sus protagonistas, y sobre las posibilidades abiertas para el futuro. Su análisis del peronismo, por ejemplo, es equilibrado y matizado: reconoce su papel en la inclusión social y la ampliación de derechos, pero también señala sus límites y contradicciones, especialmente en relación con la construcción institucional y la convivencia democrática. De igual modo, su mirada sobre los años de dictadura es rigurosa y comprometida, subrayando tanto el horror de la represión como la necesidad de memoria, verdad y justicia.

Entre las citas más destacadas del libro, una sobresale por su capacidad de síntesis: “La historia argentina del siglo XX puede ser leída como un largo intento, a menudo frustrado, de construir un Estado capaz de integrar a una sociedad plural y compleja”. Esta frase condensa el eje interpretativo de Romero, para quien el Estado es el escenario donde se juegan los grandes desafíos nacionales. Otra cita relevante es: “La democracia argentina ha mostrado una notable capacidad de supervivencia, pero también una persistente dificultad para resolver los problemas de fondo que la aquejan”. Aquí, el autor subraya la paradoja de una democracia resistente pero incompleta, que debe enfrentar el reto de la inclusión y la eficacia. Finalmente, una tercera reflexión invita a pensar en el futuro: “El desafío del siglo XXI es construir un Estado democrático que sea, a la vez, eficaz, legítimo y capaz de articular los intereses de una sociedad diversa”. Esta sentencia resume la apuesta de Romero por una historia que no solo explica el pasado, sino que ilumina los caminos posibles para el porvenir.

Cada una de estas citas revela el enfoque de Romero: una historia que no se limita a los hechos, sino que busca comprender los procesos, las estructuras y las mentalidades que han dado forma a la Argentina contemporánea. El autor invita al lector a mirar más allá de los nombres y las fechas, a descubrir las fuerzas profundas que modelan la vida política y social, y a asumir la responsabilidad de pensar críticamente el presente y el futuro.

En suma, “Breve historia contemporánea de la Argentina (1916-2010)” es mucho más que un manual de historia: es una guía lúcida y apasionante para entender los dilemas, las esperanzas y las contradicciones de un país en permanente búsqueda de sí mismo. Romero logra que la historia cobre vida, que los debates del pasado resuenen en el presente, y que el lector se sienta interpelado a participar en la construcción de una Argentina más justa, democrática y plural. Su obra es, en definitiva, una invitación a pensar la historia como un ejercicio de ciudadanía, memoria y compromiso.



ANÉCDOTAS TALMÚDICAS Y DE RABINOS FAMOSOS, por el rabino Dr. SIMÓN MOGUILEVSKY

  ANÉCDOTAS TALMÚDICAS Y DE RABINOS FAMOSOS, por   el rabino Dr. SIMÓN MOGUILEVSKY El rabino Dr. Simón Moguilevsky ha dedicado gran parte d...