Pío Baroja (1872-1956) fue un escritor español de la generación del 98, que se caracterizó por su espíritu crítico y su pesimismo ante la situación de decadencia de España. Se doctoró en medicina, pero abandonó pronto esta profesión para dedicarse a la literatura, en la que cultivó la novela y el teatro. Su obra refleja su individualismo, su rebeldía, su escepticismo y su interés por los problemas sociales y existenciales de su época. Entre sus novelas más conocidas se encuentran las trilogías La lucha por la vida, El mar y La raza.
Baroja tuvo una vida nómada y viajera, que le permitió conocer diversos lugares y ambientes de España y Europa. También participó en algunos movimientos políticos, como el anarquismo y el nacionalismo vasco, aunque sin mucha convicción. Su pensamiento fue cambiando con el tiempo, desde una actitud revolucionaria y anticlerical hasta una postura más conservadora y tradicionalista. Su relación amorosa más importante fue con Carmen de Burgos, una escritora y periodista feminista con la que mantuvo una larga correspondencia.
El árbol de la ciencia es una novela autobiográfica que narra la vida de Andrés Hurtado, un joven médico que busca el sentido de su existencia en un mundo hostil y absurdo. La novela se divide en siete partes:
- En la primera parte, Andrés estudia medicina en Madrid y se enfrenta a la mediocridad del sistema educativo, a la hipocresía de la sociedad burguesa y a la miseria del pueblo. Se siente solo e incomprendido, y solo encuentra consuelo en la amistad de algunos compañeros como Montaner y Iturrioz.
- En la segunda parte, Andrés se traslada a Alcolea del Campo, un pueblo castellano donde ejerce como médico rural. Allí conoce la dura realidad del campo español, marcado por el atraso, la ignorancia, la superstición y la violencia. Se enamora de Lulú, una joven huérfana que vive con su tío, el cacique del pueblo. Sin embargo, su relación es imposible por las diferencias sociales y morales que los separan.
- En la tercera parte, Andrés vuelve a Madrid y trabaja como médico forense. Se reencuentra con Iturrioz, que le introduce en el mundo de las ideas filosóficas y científicas. Andrés se interesa por el evolucionismo, el positivismo, el socialismo y el anarquismo, pero no encuentra respuestas satisfactorias a sus inquietudes. También se relaciona con algunos intelectuales y artistas de la época, como Azorín, Unamuno y Valle-Inclán.
- En la cuarta parte, Andrés viaja a París con Iturrioz. Allí descubre una ciudad moderna y cosmopolita, pero también decadente y corrupta. Conoce a algunos personajes pintorescos, como el doctor Aracil, un médico español exiliado por sus ideas republicanas; o Madame Michel, una anciana francesa que le cuenta sus recuerdos de la Comuna de París.
- En la quinta parte, Andrés regresa a Madrid y se casa con Lulú, que ha huido de Alcolea del Campo tras ser violada por su tío. Andrés intenta darle una vida digna y feliz, pero pronto se da cuenta de que su matrimonio es un fracaso. Lulú es una mujer frívola e infiel, que le engaña con varios hombres. Andrés se siente traicionado y decepcionado.
- En la sexta parte, Andrés se separa de Lulú y se va a vivir con su hermano Luisito, un niño enfermo y delicado. Andrés se dedica a cuidarle y a educarle, pero también le transmite su visión pesimista y nihilista de la vida. Luisito muere de tuberculosis, dejando a Andrés sumido en la desesperación.
- En la séptima y última parte, Andrés se refugia en el caserío de sus tíos en el País Vasco. Allí se reencuentra con sus raíces familiares y culturales, y conoce a una joven vasca llamada Nela, que le inspira un amor puro y sincero. Sin embargo, Andrés no se atreve a declararse y se marcha de nuevo a Madrid, donde recibe la noticia de la muerte de Lulú. Andrés se siente culpable y vacío, y decide suicidarse.
El árbol de la ciencia es una novela que refleja el desencanto y la crisis de valores de la generación del 98. Baroja retrata con crudeza y realismo la situación de España a finales del siglo XIX y principios del XX, un país atrasado, dividido y decadente, que ha perdido su imperio colonial y su identidad nacional. El protagonista, Andrés Hurtado, es un personaje que simboliza el malestar existencial de una generación que busca el sentido de la vida en un mundo sin dios ni ideales. Andrés es un hombre inteligente y sensible, pero también rebelde e inconformista, que se siente ajeno a la sociedad en la que vive. Su vida es una búsqueda constante de la verdad, del amor y de la felicidad, pero solo encuentra mentira, desamor y sufrimiento. Su árbol de la ciencia no le da frutos, sino espinas.
La novela tiene un estilo sencillo y directo, sin adornos ni artificios. Baroja utiliza un lenguaje coloquial y expresivo, que refleja el habla popular y las distintas variedades lingüísticas de los personajes. La narración es ágil y dinámica, con abundancia de diálogos y descripciones breves y precisas. La estructura es lineal y cronológica, aunque con algunos saltos temporales y espaciales. La novela tiene un carácter autobiográfico, ya que Baroja se inspira en sus propias experiencias vitales y en las de sus amigos y familiares para crear los personajes y los escenarios.
La novela ha sido considerada como una de las obras maestras de Baroja y de la literatura española contemporánea. Ha sido elogiada por su valor testimonial, por su profundidad psicológica y por su capacidad para retratar una época histórica y social. También ha sido criticada por su falta de coherencia, por su excesivo pesimismo y por su tendencia a la generalización y al prejuicio.
El árbol de la ciencia es una novela que puede aportar al lector un valor positivo y práctico, a pesar de su tono sombrío y desesperanzado. La novela puede servir como un estímulo para reflexionar sobre los problemas existenciales del ser humano, sobre el sentido de la vida, sobre el papel de la ciencia y la cultura, sobre las relaciones humanas, sobre el amor y el desamor, sobre la libertad y la responsabilidad, sobre el bien y el mal. La novela también puede ser una fuente de conocimiento histórico y cultural, ya que ofrece una visión crítica e ilustrada de la España de finales del siglo XIX y principios del XX, con sus contrastes sociales, políticos e ideológicos. La novela también puede ser una muestra de arte literario, ya que demuestra el talento narrativo de Baroja, su capacidad para crear personajes verosímiles e interesantes, su dominio del lenguaje popular y culto, su sentido del humor y su ironía.
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